Estoy fascinado con la obra del artista americano Michael Mapes. Su arte consiste en diseccionar personas…bueno, no tan macabro, más bien fotografías de personas y disponer cada pieza como si se tratara de bichos disecados en una caja de madera. Lo más curioso es que incluye además muestras de ADN de esas personas en forma de pelo, uñas, pestañas… Un experimento curioso y muy estético.
Con su serie de fotografías Little Adults, la fotógrafa alemana Anna Skladmann investiga el mundo de los ricos rusos donde los niños son educados de forma estricta para pertenecer a la élite y comportarse como adultos. Resulta muy curioso analizar las poses y actitudes de estos «niños»…
No soy un oyente asiduo de ópera, es más, puedo decir que si la escucho es de casualidad. Este desinterés deja de ser tal en el momento en que me entero de que una de las artistas de performance más sorprendentes e influyentes del mundo, Marina Abramovic, ha escrito y va a representar una ópera sobre su vida y su muerte simulada de la mano del director Robert Wilson. Sigo leyendo que esta representación es un encargo del Teatro Real (junto con el Festival de Manchester) y el estreno es en Madrid. La obra de Abramovic siempre me ha llamado la atención y la he intentado seguir cuando he podido por considerarla rompedora e impactante – empiezo a plantearme la posibilidad de asistir a este evento tan especial…- La curiosidad se convierte en deseo cuando sigo leyendo sobre el asunto y descubro que el director musical de la obra es mi querido y admirado Antony Hegarty (de los The Johnsons). ¡Y no sólo dirige sino que también actúa en la ópera! – ya estoy mirando las entradas y precios disponibles – Finalmente leo que otro de los actores principales es el impresionante Willem Dafoe – hago clic sobre una de las entradas más caras, ¡es una vez en la vida y hay que verlo en todo su esplendor! – ¡Tres de mis artistas más admirados en un sólo evento!
Y ayer fue la cita…y no tengo palabras para describir uno de los espectáculos que más me han impactado en mucho tiempo. Argumento, música, interpretaciones y escenografía te dejan sin respiración en muchos momentos. Sorprende la vida tan dura que vivió Marina Abramovic (madre controladora, comunismo, amor…) y que tenga la fuerza de revivirla día tras día. Los temas de Antony mezclados con música tradicional yugoslava consiguen situarte en los diferentes momentos de la historia. Las interpretaciones te ponen los pelos de punta, especialmente la de Willem Dafoe. Y el decorado, dramático, con poco mobiliario y centrado en la iluminación cierra el círculo.